martes, 18 de febrero de 2014

12 Años de Esclavitud




Se ha estrenado en nuestras salas una de las películas más importantes del 2013, 12 Years a Slave (2013) dirigida por el británico Steve McQueen. La cinta cuenta la historia verdadera de Solomon Northup, un hombre negro que nació libre y que por el engaño de unos traficantes se convierte en esclavo hasta que vuelve a recuperar su libertad 12 años después.

La historia de la tragedia de Northup se cuenta alternando las escenas del músico cuando era un hombre libre y los terribles momentos que tiene que pasar como esclavo. Durante la cinta, Solomon es injustamente vendido, con una identidad negada, vejado por sus distintos patrones y testigo de los maltratos más inhumanos hacia la gente de su raza.

12 Years a Slave es una película de gran escala, con una narración ambiciosa donde se reconstruye a la perfección el mundo del viejo sur racista donde los grandes campos algodoneros eran manchados con la sangre de quienes los trabajaban. Pero la película es sobretodo un documento histórico de una época llena de contradicciones en un mismo país, donde la cámara se convierte en testigo presencial pero nunca cómplice ni juzgador.

Y es que el gran acierto de 12 Years a Slave es justamente la dirección pulcra y sin prejuicios de Steve McQueen, que también es un hombre de color pero que viene de un país que no sufrió lo horrores del racismo como lo hizo Estados Unidos. McQueen ya había sorprendido a muchos cinéfilos con sus dos cintas anteriores, Hunger (2008) y Shame (2011), en esta última el director se adentraba en las profundidades de la mente pervertida de un hombre adicto al sexo. En 12 Years a Slave, el cineasta muestra al racismo como una distorsión mental generalizada, como si fuera una degeneración de la identidad humana. A través del análisis personal de los más sádicos racistas muestra el análisis colectivo de una sociedad.

Steve McQueen rodeado de su reparto, Chiwetel Ejifor, Michael Fassbender, Lupita N’yongo y Brad Pitt, que también es uno de los productores de la cinta.

La mirada que existe en 12 Years a Slave es desenfadada, honesta, por momentos brutal pero siempre sensible. No hay deseos por maquillar las cosas y tampoco por exagerarlas. El mismo personaje de Solomon Northup es un hombre con matices, que lucha consigo mismo por entender a su gente; no es un activista y por momentos hasta se puede decir actúa de manera egoísta. Y es que Northup, como todos los de su raza, sufrían sobretodo de una soledad cruel; es por eso que en varios momentos la figura de Solomon se muestra aislada en un cuadro de la pantalla, con nada alrededor, solo resalta su cuerpo, su cara o sus heridas en un espacio que parece ser una gran sombra donde el único adorno es la música que lo acompaña.

Pero la historia de Solomon Northup no solo está brillantemente escrita en este guión nominado al Oscar, sino que adquiere forma con la actuación magistral que da Chiwetel Ejiofor. El actor encaja perfectamente en el estilo narrativo de la cinta, su interpretación no busca ser heroica sino más bien realista. La valentía cae por si sola cuando vemos a este hombre enfrentarse a algunos blancos, cuando vemos su sufrimiento al no saber nada de su familia, cuando lo vemos contener sentimientos mientras es engañado, violado y sometido. La figura que crea Ejiofor es épica, tiene un espíritu que rompe el corazón de la audiencia y que sin lugar a duda pasará a la historia como una de las mejores actuaciones de este año.

Ejiofor y Fassbender, interpretan brillantemente las dos caras de una dura realidad.

Pero McQueen saca lo mejor de todo su reparto, vuelve a usar a su actor fetiche Michael Fassbender, esta vez convertido en un sádico y abusivo patrón sureño, que parece sacado de las páginas más negras de la historia. Fassbender está nada menos que brillante, pasa de la paranoia a la violencia más desatada de manera impecable. Es otra gran actuación de uno de los mejores actores que tiene el cine en este momento. Igual de fantástica está Lupita N’yongo como la esclava Patsy, su presencia se roba todas sus escenas y se convierte en el hilo conductor sentimental de la historia. Su fragilidad la hace más identificable y es que en el fondo su historia es la más dolorosa, ya que su situación de mujer la convierte en una minoría dentro de otra. La joven actriz no se amilana ante los grandes actores que la rodean y se convierte en ficha esencial dentro de la historia, toda una revelación.

En estos tiempos, pocas películas despiertan tanto entusiasmo como 12 Years a Slave, una cinta que bordea la perfección y que se convierte quizás en la mejor película sobre la esclavitud que se haya filmado hasta el momento. El verdadero impacto y la calidad de un film se mide con el paso del tiempo, cuando el trabajo logra sorprender y mantener vigencia a pesar de lo alejado de su estreno; pero hay películas que son obras maestras desde que son vistas por primera vez y que mantienen ese estatus toda la historia, 12 Years a Slave es una de esas películas. La mejor película del año. Totalmente recomendable.


5 de 5


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