viernes, 21 de junio de 2013

Ladrona de Identidades



Una de las pocas comedias que tenemos en nuestra cartelera actual es Identity Thief (2013). La cinta está protagonizada por Jason Bateman y Melissa McCarthy, quien interpreta a una mujer que falsifica identidades para usar sus tarjetas de crédito.

Identity Thief es básicamente una road comedy o película de carretera, es decir que su trama gira en torno al viaje que realizan los protagonistas el cual se convierte en una verdadera travesía. Este tipo de películas siempre presenta dos personajes con personalidades distintas que tienen que aprender a convivir en situaciones complicadas.

En Ladrona de Identidades, la premisa es la misma. Jason Bateman es el sufrido trabajador que ha visto quebradas sus finanzas y su reputación por el desfalco de McCarthy, quien ha usurpado su identidad. Sandy Patterson, el personaje de Bateman, va a atrapar a McCarthy iniciando así la peripecia.

El personaje de la actriz, es colorido, desagradable pero tierno, como si se tratara de un niño que vive en el cuerpo de un adulto. Si bien es cierto, el guion por momentos deja cabos sueltos, lo cierto es que la cinta repite la fórmula del género y funciona con otorgar risas y diversión.

Un aspecto interesante, es que la narración se sustenta bastante en el trabajo físico de los actores, no estamos ante una comedia de diálogos rápidos sino más bien que apuesta por los golpes y las situaciones corporales extremas. Hay que señalar que por momentos el director pierde el rumbo conductor del film, pero en general siempre recupera la atención en las escenas más interesantes.

Finalmente estamos ante una comedia para adultos, con un humor duro, violento y por momentos insensible, pero que no satura sino que acierta en sus notas y en ritmo.

Identity Thief es una comedia que cumple con su cometido. Tanto Jason Bateman como Melissa McCarthy están bien en sus papeles, reafirmando su presencia entre los comediantes actuales. Ésta película es una buena opción para evitar los varios títulos de acción que tenemos actualmente en nuestros cines. 

jueves, 13 de junio de 2013

Man of Steel


El interés de Hollywood por los personajes de comics no es reciente. Las adaptaciones al cine de estas historias de súper héroes datan prácticamente desde la aparición de estas figuras fantásticas en la década del 50, en pleno apogeo de la guerra fría.

Uno de los más populares héroes es, sin lugar a dudas, Superman. El hombre de acero ha sido uno de los personajes que más ha llamado la atención del cine y de la televisión. El primer actor en ponerse el traje azul fue el corpulento George Reeves. Fue para una serie de tv que estuvo al aire en los años 50 y que consolidó la fama de la figura de acción.

En el cine, quizás la cinta más recordada sobre el héroe sea Superman (1978), con el recordado Christopher Reeve en el papel principal. Superman fue un hito para su época, con un reparto de primer nivel, fue uno de los títulos más taquilleros e inicio una serie de secuelas en los siguientes años.

Man of Steel (2013) es el más reciente intento de traer al cine la historia del personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster. Pero se trata de un intento bastante fallido. Man of Steel es una película desordenada, que combina una serie de imágenes sin mayor sentido, que ambiciona muchas historias sin lograr una sola.

Los primeros minutos que abordan la historia en Kriptón, son filmados con una prisa que pareciera que fue hecha contra el tiempo. Los efectos especiales no dejan de ser impresionantes, pero en la ausencia de una línea narrativa concreta pareciera por momentos que estamos frente a uno de los episodios de Transformers.

La premisa del film es mostrar el descubrimiento de Clark Kent de sus poderes, reconocerse como un extraño en un mundo que lo ha acogido y mostrar el conflicto de identidad que esto le genera. El director pretende lograr esto con flashbacks a la niñez de Kent, conversaciones con su padre adoptivo e incluso con el fantasma de su padre original.

Lo cierto es que este objetivo no se logra, por el contrario, muchas de estas escenas caen en el ridículo por lo poco creíble de sus argumentos. Otro desacierto es que nunca se estructura la trama de acción que busca poner a Superman frente a sus enemigos y es que el guion pareciera únicamente adaptar la historia del comic para justificar una serie de secuencias de bombardeo y desastres sin sentido.

Mención aparte es el trabajo de los actores, un desperdicio teniendo en cuenta el reparto de la cinta. Actores de la talla de Russell Crowe, Michael Shannon o Kevin Costner, demuestran que pueden también dar actuaciones sobrecargadas.

Man of Steel es una mala película y ciertamente una decepción más en esta temporada de blockbusters que solo demuestran que Hollywood se está quedando sin ideas; y que desgraciadamente las audiencias tenemos que esperar a los meses del Oscar para ver buen cine en nuestras salas.


viernes, 7 de junio de 2013

Esther Williams (1921 - 2013)



Ha muerto Esther Williams, a los 91 años de edad. La mujer que durante los años cuarenta y cincuenta fue conocida como la “sirena del cine”. Williams fue una de las grandes atracciones de la pantalla grande durante los años de la Segunda Guerra Mundial. En una época, en la que las grandes masas iban al cine para buscar un escape a los duros momentos que ocurrían a su alrededor. Era, además, el apogeo del desaparecido Sistema de Estudios, cuando los grandes estudios de cine tenían bajo contrato desde actores hasta técnicos, formando empresas que controlaban todo el proceso artístico de las películas.

Quizás el estudio más grande de esa época y aquel que se jactaba de tener más estrellas que el cielo, era MGM. Metro Goldwyn Mayer manejaba el mejor sistema de publicidad para los actores que estaban bajo su dominio. Uno de los rostros que más fue publicitado fue justamente el de Esther Williams.

La historia de la actriz es casi digna de un guion fílmico. Campeona olímpica de natación, Williams era una de las deportistas mejor rankeadas de su país. En 1940, Williams iba a representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos, pero la Segunda Guerra Mundial motivó a la cancelación de esos comicios.

Fue en ese momento, que un cazador de talentos vio a la joven nadadora y le ofreció hacer una prueba para la pantalla grande. Williams aceptó y en ese momento nació una estrella. En 1942 hace su debut fílmico como el interés amoroso de Mickey Rooney una de las películas de su serie de Andy Hardy.

Louis B. Mayer, el jefe de la MGM, vio el potencial de Williams y aprovechó su destreza para el nado usándola en innumerables números musicales que incluían natación. Williams se convirtió en el rostro de su propio sub-genero de películas, los musicales acuáticos. Estos eran grandes producciones  que incluían el uso de piletas, piscinas, decorados en el agua y un inmenso uso de extras. El espectáculo visual en muchos casos bordeaba con el exceso, pero era el mundo de fantasía que la audiencia buscaba en el cine.

La propia Esther  Williams alguna vez dijo sobre sus películas, “eran la misma historia, el estudio solo cambiaba a mi protagonista masculino y el agua de la piscina”. Es cierto que Williams carecía de la vena dramática de una Greer Garson o de Katharine Hepburn; pero nadie puede dudar del carisma de esta actriz que hizo gran parte de su carrera bajo el agua.

Dentro de esta época resaltan algunos títulos como Bathing Beauty (1944) con el hilarante Red Skelton, Thrill of Romance (1945) junto a Van Jhonson, la súper producción Ziegfeld Follies (1945) y los dos títulos que representan el culmen de la carrera de Williams, Take me Out to the Ball Game (1949) con Gene Kelly y Frank Sinatra, y la taquillera Neptune’s Daughter (1949) con Ricardo Montalbán.

En la década del 50, la fórmula de los grandes musicales empezó a gastarse. La gente buscaba nuevas cosas en el cine y a pesar de intentos por hacer roles dramáticos, la carrera de Williams nunca salió del estereotipo de la belleza nadadora. La actriz se retiró del cine en 1960 y nunca volvió a aparecer en película alguna.

A pesar de esta presente en homenajes a la época dorada del cine, Williams vivió un retiro alejado de la industria. Sin embargo, su cantidad de seguidores ha crecido con los años y el brillo de su estrella no ha desaparecido. Una figura inolvidable de la mejor época del cine. Descansa en paz, Esther Williams.

Esther Williams en su traje de baño y junto a Tom y Jerry
en una foto publicitaria de MGM.

lunes, 3 de junio de 2013

The Hangover Part III



En las últimas décadas Hollywood se ha especializado en las sagas de acción y fantasía, todos los años vemos nuevos episodios de estas franquicias millonarias. Sin embargo, una de las trilogías que más han llamado la atención es la que inició The Hangover (2009) y continuó The Hangover Part II (2011), que este año llega a su fin con The Hangover Part III (2013).

Es una trilogía diferente porque se trata de una comedia, pero las dos primeras entregas no eran comedias comunes. Eran historias que caían en un caos hilarante, una mezcla de película de amigos con road movie que las hacía atractivas y sumamente efectivas. Su apuesta era por un humor adulto, sin dejar de lado el trabajo físico de sus actores que se veían expuestos a las más increíbles atrocidades provocadas por el exceso de la juerga.

El director de los tres films es Todd Phillips, por lo que la expectativa sobre The Hangover Part III era alta. Desgraciadamente, el resultado de esta última película es decepcionante.

The Hangover Part III carece de la espontaneidad de sus predecesoras. El problema es un guion que parece haber sido hecho por un grupo de productores sin gusto que solo querían atraer gente a las salas sin otro fin que recaudar sus entradas. El hilo conductor de la cinta no existe y estamos sometidos a 100 minutos de situaciones sin límite que no tienen relación entre ellas, algunas graciosas y otras no tanto.

Por otro lado, el carisma de los personajes desaparece, sobretodo el papel de Alan interpretado por Zach Galifianakis, que se convierte más bien en una figura pesada e insoportable. En esa categoría también cae el Chow que interpreta Ken Jeong, al cual se le ha buscado dar más importancia en esta cinta pero con pésimos resultados.

The Hangover III no deja de sacar unas risas en algunos momentos pero es una lamentable despedida para este Wolfpack que había funcionado tan bien en los títulos anteriores.