miércoles, 29 de mayo de 2013

Fast and Furious 6



Con mucha expectativa ha llegado a nuestras salas la última entrega de la saga de Rápidos y Furiosos. Como muy pocas franquicias, esta serie de películas de acción y mucha velocidad ya va por su sexto capítulo. Y a diferencia de otras, llega en muy buena salud.

La premisa de Fast and Furious 6 (2013) es básicamente la misma que la de sus cinco predecesoras. Un grupo de especialistas y amantes de los autos son reunidos para trabajar junto al gobierno en la emboscada a un peligroso criminal.

Esta vez el clan liderado por Vin Diesel y Paul Walker, no comete el crimen sino que usan sus argucias para combatirlo. El elemento emocional de la historia lo aporta la resurrección de Letty, interpretada por Michelle Rodríguez, quien después de haber sido dada por muerta en una de las películas anteriores reaparece con una mente en blanco pero con las mismas habilidades de siempre.

Es evidente que una película como Fast and Furious 6 no busca llevarse el Oscar a Mejor Película o ser aspirante a la Palma de Oro en Cannes. No por ello debe ser tratada con menosprecio, pero evidentemente para un análisis debe tenerse en cuenta las aspiraciones del film, que son atraer grandes audiencias a las salas y proveer un buen entretenimiento.

Y ciertamente Fast and Furious 6 lo consigue. El relato no apuesta por grandes ambiciones sino más bien por un relato clásico, casi previsible pero con mucha adrenalina. La trama gira entorno a las capacidades de los personajes, los cuales aportan humor, destreza física, belleza femenina y mucha acción. Un acierto es justamente no concentrar la cinta en un solo papel sino la variedad de los distintos personajes que trabajan en equipo.

El gran atractivo lógicamente son las escenas de acción. El desafío es doble en tanto, estas escenas deben incluir necesariamente vehículos en alta velocidad. El director acierta en no caer en demasiadas innovaciones sino más bien en perfeccionar escenas ya vistas en las predecesoras y en otros títulos. Por ejemplo, la escena del complot en la ciudad de Londres tiene evidentes momentos que la acercan a la persecución que haría Batman al Guasón en The Dark Knight (2008).

De esta manera, las escenas de acción son manejadas con espectacularidad pero sin caer en la saturación. Y el ritmo general de la cinta es entretenido, dinámico, con giros inesperados, así como deben ser las películas de su género. Fast and Furious 6 es de lo mejor que he visto en esta temporada de blockbusters, con más méritos que producciones más costosas como Iron Man 3 u Oblivion.

Sin lugar a duda, es la mejor opción para ir al cine a relajarse y tener unos momentos de emoción. 

lunes, 27 de mayo de 2013

Hope Springs


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Que Hago con mi Marido es el desafortunado y machista título con el que ha llegado a nuestras salas Hope Springs (2012). La cinta es en apariencia una comedia sobre una pareja de esposos, quienes después de 31 años juntos han caído en el tedio y en la rutina más despiadada.

La premisa de la historia, haría pensar que estamos ante un relato sobre la convivencia de esta pareja y cómo buscará salir de esta situación para hacer que el amor triunfe como en la mayoría de comedias románticas de Hollywood.

Los films sobre parejas maduras se han convertido en un sub-genero de las comedias románticas. La premisa ya no es el origen de una relación entre jóvenes sino la revitalización de una pasión que ha envejecido. Recientemente memorables han sido Someone’s Gotta Give (2003) con los geniales Jack Nicholson y Diane Keaton y The Best Exotic Marigold Hotel (2012) que vimos el año pasado con Judi Dench y Maggie Smith, entre otros.

Pero Hope Springs está lejos de ser una película notable. Un desacierto de la cinta es su narración, la cual no tiene consistencia y pareciera perderse por momentos en el relleno de escenas redundantes. Pero el mayor problema es su guion, el cual carece del humor propio del género. Ajenos a los diálogos están los comentarios picantes y las situaciones ingeniosas.

Y es que el mayor defecto del guion es que reduce la crisis matrimonial a un simple problema sexual. El personaje del asesor de parejas que interpreta Steve Carrell más parece un obsesionado con el coito que con la pareja misma. La falta de profundidad en la historia hace que esta caiga en la monotonía.

Las actuaciones principales que dan Meryl Streep y Tommy Lee Jones, son sumamente distintas. El personaje de Meryl Streep es lineal, enmarcado dentro de clichés y poco atractivo. La actuación de Streep tampoco logra darle mayor brillo al papel. Es una actuación sencilla, poco desarrollada, a mucha distancia de los mejores momentos de la actriz.

Muy diferente es el caso de Tommy Lee Jones, cuyo papel es lo mejor de la cinta. El actor aporta carisma y encanto a su papel de Arnold, un esposo que se ha olvidado del cariño. La interpretación de la veterana estrella está llena de matices, pasa de la dureza de la crisis matrimonial a la inocencia del descubrimiento de nuevas experiencias íntimas. En todo momento, Lee Jones le roba presencia a su co-protagonista y logra convertirse en el verdadero centro del film. Notable Tommy Lee Jones, que junto a su actuación en Lincoln (2012) demuestra que tuvo un buen 2012.

Desgraciadamente, Hope Springs no se salva de caer en un relato aburrido a pesar de algunos momentos de vitalidad. El final de la cinta cae en un simplismo que demuestra el poco manejo de la narración por parte del director. Hope Springs puede ser entretenida pero no deja de ser decepcionante.

Comentario aparte: La actriz Elizabeth Shue hace un papel que bordea con un cameo como una bartender. Es lamentable, que esta bella y buena actriz haya visto reducida su carrera a este tipo de momentos. Hay que ver su actuación en la dolorosa Leaving Las Vegas (1995) para darse cuenta de su talento.

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miércoles, 22 de mayo de 2013

The Great Gatsby



F. Scott Fitzgerald es uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX. Algunas de sus obras han sido llevadas al cine, pero quizás la que más atención ha llamado siempre es El Gran Gatsby o The Great Gatsby, su título original en inglés. Hollywood hizo su primera versión de la obra en 1949 producida por el estudio Paramount y usándola como vehículo para el entonces popular Alan Ladd. En 1974, Jack Clayton dirigiría una versión más literal del libro de Fitzgerald, esta vez con Robert Redford y Mia Farrow como cabezas del elenco.

The Great Gatsby (2013) es la última versión del legendario libro sobre un hombre que vive en el exceso para reconquistar a su amor perdido. La película gira en torno a la figura de Jay Gatsby; desde el inicio de la misma e incluso antes de verlo por primera vez en pantalla, su presencia está en los diálogos y en el contexto como un fantasma. El enigma sobre quién es Gatsby se construye de manera eficiente hasta el momento en que lo vemos en un close up que recuerda a los galanes del cine clásico.

Gatsby es un empresario pero nadie sabe de qué tipo de empresas, se sabe que ha estado en Oxford pero nadie sabe que ha estudiado, se sabe qué hace grandes fiestas a diario pero nadie lo ha visto en las mismas. La audiencia conoce a Gatsby a través de su vecino, Nick Carraway que está interpretado por Tobey Maguire, un hombre que acaba de llegar a New York para incursionar en el emocionante mundo de las acciones de la bolsa.

La historia va avanzando y sabemos que Gatsby está enamorado de la prima de Nick, Daisy Buchanan que es interpretada por la bella Carey Mulligan. Daisy es una mujer casada y el romance con Gatsby se complica. El desenlace de la historia de amor es un elemento que no comentaré para no arruinar el film a aquellos que no han leído el libro o no han visto las versiones previas.

Baz Luhrman dirige esta versión de The Great Gatsby y lo hace con irregularidad. Hay momentos en la película que son muy buenos, algunos realmente notables. Sin embargo, en el resultado final hay muchos elementos que alejan a la cinta de la perfección.

Luhrman acierta en presentar la vida alocada de la Nueva York de los años 20, su estilo visual para mostrar el apogeo de la era del jazz y el desenfreno mezcla innovaciones modernas acompañadas de un telón musical impresionantes.

El director muestra a la gran manzana como una ciudad de fantasía, que incluso tiene su propio bosque tenebroso y sus palacios modernos que esconden los mayores lujos. Para las escenas de las fiestas, Luhrman traslada el frenesí de su Moulin Rouge (2001) a la emoción del Charleston y el apogeo del desenfreno causado por un capitalismo creciente.

Todos estos elementos son resaltados con una dirección de arte impecable y con una fotografía que apuesta por colores vivos, marcados, frescos y que mezcla distintas texturas para momentos específicos. La película está tanto en 2D como en 3D, donde estos recursos técnicos son más disfrutables.

Por otro lado, el australiano Luhrman convierte a Leonardo DiCaprio en un actor de época, con el encanto de un Joseph Cotten y la presencia avasallante de un Gary Cooper. DiCaprio es filmado por momentos como un actor de cine mudo, que solo tiene sus movimientos y gestos para mostrar sus sentimiento. Es un buen trabajo de DiCaprio que sigue demostrando que es uno de los mejores actores del cine actual.

El reparto en general es un acierto, sobretodo Carey Mulligan que es presentada como una figura frágil y vulnerable que sucumbe ante el amor. La cámara pareciera estar enamorada de ella y ella de todo lo que la rodea.

Pero la narración de la historia cae por momentos en la exageración absurda y en la saturación de las imágenes. Estos momentos, que no son pocos, cortan la atención que se logra con la primera mitad del film. La historia de amor bordea con el melodrama mexicano, arruinando la construcción que se ha hecho de los personajes. Es evidente que la ambición de Baz Luhrman le juega una mala jugada y la estructura de la cinta se le escapa de las manos, haciendo que algunas escenas sean casi una sátira de la escena anterior.

The Great Gatsby no deja de ser una película interesante y de lejos lo más atractivo de nuestra paupérrima cartelera, pero es un film con muchos defectos sobre todo hacia el final. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Oblivion



Hubo una época en el cine en la que Tom Cruise era su estrella más importante. Por casi una década este actor norteamericano fue el rey de la taquilla y el actor más popular de Hollywood. En la carrera de Tom Cruise vemos dos tipos de actuación, una de ellas dedicada al cine de acción y ciencia ficción, las grandes producciones con grandes presupuestos que buscan romper las taquillas mundiales. Pero por otro lado está el actor que ha explotado ese lado vulnerable y sencillo que lo hacen atractivo a la audiencia, dentro de este segundo de actuaciones también están aquellas que rompen con todo tipo de molde y nos muestran a un intérprete versátil, destacan Born on the Fourth of July (1989), Magnolia (1999) y Collateral (2004) entre otras.

El primer grupo de películas que se mencionan en el párrafo anterior empezaron con Top Gun (1986) e incluye títulos como la Saga de Mission Impossible (1996, 2000 y 2006), Minority Report (2002) y La Guerra de los Mundos (2005). Oblivion (2013) entra en este segundo grupo de cintas blockbusters.

Oblivion presenta un escenario futurista donde la Tierra ha sido el escenario de una guerra que prácticamente ha terminado con la humanidad. Jack Harper, el personaje que interpreta Cruise, es uno de los pocos sobrevivientes que trabaja en el mantenimiento de los residuos que aún quedan en el planeta. El asunto se complica cuando nuestro héroe se da cuenta que es objeto de una conspiración extraterrestre.

Esta trama en apariencia complicada es aún más difícil de ver debido a la narración desordenada y aburrida que presenta el film. Para ser una película de ciencia ficción, la cinta no logra en ningún momento despertar un interés concreto. El guion y la historia se muestran poco estructurados y más pareciera que estamos ante una secuencia de escenas que buscan mostrar que Tom Cruise aún puede liderar una cinta de acción.

El resultado final es un mamarracho que no se salva ni por los escenarios futuristas que parecen sacados de una revista inmobiliaria. Se nota que el director ha querido darle un homenaje a Kubrick con algunos detalles, pero el mismo Kubrick se avergonzaría de ver este resultado. 

jueves, 2 de mayo de 2013

Deanna Durbin (1921 – 2013)


Deanna Durbin en 1942


Durante la crisis económica de inicios de la década del 30, Hollywood se especializó en hacer películas que buscaran alejar a las audiencias de la depresión que se vivía en las calles. A mediados de esa década, los estudios de cine empezaron a formar en sus canteras a actores niños y adolescentes que tenían talento para el drama y para la música. Y cuya inocencia garantizaba un éxito a sus películas. Fue ahí donde se inició este amor por las estrellas juveniles que ha perdurado desde esa época y que podemos seguir viendo hasta nuestros días.

Deanna Durbin fue una de esas jóvenes actrices que se convirtieron en la sensación del cine de la época. Con una apariencia fresca y natural, una gran capacidad para el canto y para el baile; Durbin fue durante tres años consecutivos la estrella más taquillera del cine. Pero no solo eso, en 1939 cuando tenía apenas 17 años, la joven Deanna se convirtió en la mujer mejor pagada de Estados Unidos. Su sueldo era de 250,000 dólares semanales, lo cual convertido a nuestra época es casi 10 veces más.

Y es que la juventud de Deanna Durbin era una mina de oro, una mina que el estudio Universal supo explotar hasta con despotismo. A diferencia de las grandes divas de la época, las películas de Durbin carecían de una gran producción y eran historias simples, de la chica que podía ser la vecina del costado, pero que tenían una fuerte moraleja familiar al final. Por esa razón, Durbin podía hacer hasta 5 películas por año, lo cual en estos tiempos es casi ilegal. Ya no eran la gran depresión de lo cual la gente quería escapar sino del fantasma de la Segunda Guerra Mundial, las películas de Durbin tenían la formula de entretenimiento para esos tiempos difíciles.

Pero Durbin tuvo algo que siempre la diferenció de las actrices juveniles de todos los tiempos. La jovencita nunca se dejó marear por la fama y mantuvo una vida ordenada, alejada de los escándalos y de los flashes en su intimidad. Si bien es cierto antes de tener 25 años ya había pasado por dos matrimonios, Deanna Durbin nunca expuso su vida en los tabloides.

La fama de Durbin fue abrumadora en la década del 30, entrada ya la década del 40 su estrella empezó a apagarse. Y tal como lo harían grandes de la actuación como Greta Garbo, Norma Shearer y la otra gran estrella juvenil de Hollywood Shirley Temple, Durbin decidió alejarse del cine para tener una vida en el anonimato.  Filmó su última película en 1947 y desde ese año se mantuvo totalmente separada del cine. Con la excepción de una entrevista sobre sus películas en 1981, Durbin nunca volvió a ponerse al frente de una cámara, ni siquiera en la televisión.

Deanna Durbin junto al reparto de Three Smart Girls (1936), una de sus mejores películas y la que la convirtió en estrella.

El martes, Deanna Durbin con 91 años, falleció; con ella se va una de las pocas estrellas del Hollywood clásico que aun están con vida. El legado de Durbin son sus comedias simples y entretenidas que hicieron que un país entero pudiera sobrepasar épocas difíciles. Pero también está el ejemplo de vida de una verdadera estrella de Hollywood. Qué lejos de Deanna Durbin están los astros juveniles recientes como Lindsey Lohan, Justin Bieber y demás esperpentos que aparecen en las noticias faranduleras.

En 1938, Deanna Durbin ganó el Oscar Juvenil. Por esos años la Academia solía entregar un Oscar miniatura al actor infantil más destacado del año, era un premio honorifico y no en competencia. Durbin asistió a recibir su estatuilla dorada y se mostró agradecida y humilde cuando Edgar Bergen le entregaba el premio.

Gloriosos tiempos aquellos y gloriosas sus estrellas. Descansa en paz Deanna Durbin.

Deanna Durbin recibe su Oscar Especial en 1938, era la coronación a una carrera en ascenso. En la foto aparece junto a Edgar Bergen.