miércoles, 22 de agosto de 2012

El Secreto de Albert Nobbs







































En la Irlanda del siglo 19, una mujer decide vestirse y actuar como hombre para poder trabajar. Desde el inicio de la película sabemos que Glenn Close es esa mujer y que Albert Nobbs es el personaje que ha creado. Nobbs es mayordomo en un hotel que tiene apariencia de residencia pero también de casa de citas. La dueña del hotel es una mujer que recibe a sus huéspedes como si fueran sus invitados, ofrece fiestas para ellos, trata de crear un espacio de escape a los problemas que se viven afuera.

Dentro de ese ambiente donde abunda la frivolidad aparece la figura de Nobbs, como el mayordomo responsable, discreto, aquel que despierta la confianza de todo el mundo por su sobriedad y seriedad. El rostro pálido de Nobbs lo muestra casi como un ser muerto que está acostumbrado al sacrificio de tener que encubrir su identidad.

Pero esa apariencia tétrica cambia cuando conoce a Hubert Page, un fornido pintor con quien es obligado a compartir una noche en su habitación. En ese momento, el secreto sobre la identidad de Nobbs se ve descubierto y la seriedad masculina de su presencia se convierte en una vulnerabilidad femenina.

Nobbs descubre que Page es también una mujer y que al igual que él, ha creado toda una identidad para poder sobrevivir a los prejuicios de la época. En este momento, Nobbs empieza a idealizar la vida de Hubert, que además está casado con una mujer y tiene una vida de felicidad. Así, Nobbs fantasea con la posibilidad de escapar de esa soledad a la que se sentía obligado y para ello empieza a enamorar a una muchacha que trabaja en el hotel, Helen interpretada por Mia Wasikowska.

La trama se complica cuando Helen se enamora de otro muchacho y una serie de tragedias ocurren alrededor de los personajes. El guion presenta elementos interesantes que pueden hacer que la película sea vista como una cinta de ideales feministas y personajes que rompen con el orden de una época. Sin embargo, la dirección de Rodrigo García no termina de definir ninguno de estos elementos. Por el contrario, cae en el relato simple de hechos, sin generar mayor emoción o algún tipo de empatía con los personajes.

Esta película pudo haber sido fácilmente una novela televisiva o una miniserie dado que carece de los recursos que el cine ofrece para poder construir un relato atractivo. A pesar que el trabajo de la dirección de arte y el maquillaje son impecables, el resultado final es un film mediocre que no termina de dibujar los elementos de la trama. Es decir, se presentan situaciones que no llegan a unirse y terminan siendo pedazos al aire que hacen que el espectador pierda interés.

Lo más rescatable de la cinta es el trabajo actoral de Glenn Close en el papel principal, pero sobretodo el de Janet MacTeer como Hubert Page. La veterana Close hace el esfuerzo de convertirse en un hombre, como si fuera la misma mujer que trata de ser el mayordomo que vemos. Como siempre, su actuación es disciplinada y reafirma su calidad de actriz. Pero el protagonismo de Close se pierde cada vez que vemos a MacTeer en pantalla, su presencia imponente, su uso de gestos y hasta la manera de hablar hacen que no veamos a una mujer jugando roles sino a una persona que ha creado una identidad propia. Ambas estuvieron nominadas al Oscar, pero creo que MacTeer es la única que realmente se lo merecía. 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Batman: El Caballero de la Noche Asciende




Batman – El Caballero de la Noche Asciende es la última entrega de la trilogía que Christopher Nolan le ha dedicado al comic creado por Bob Kane hace más de 50 años. El éxito logrado con Batman Begins (2005) y Batman – The Dark Night (2008), hicieron que la expectativa puesta sobre esta nueva cinta sea bastante alta.

Como ocurre con los grandes directores, Nolan ha sabido darle un estilo particular y propio a la historia del millonario Bruce Wayne. Y así como Tim Burton convirtió a la historia de Batman, en un mundo lleno de figuras caricaturescas y con una fuerte influencia surrealista; Nolan ha creado más bien mundos bastante reales, con dramas cargados de un trasfondo filosófico y que juegan con crisis de identidad y problemas mentales notorios.

Para Nolan, Batman no es un superhéroe y mucho menos es un superhombre, por el contrario se trata de una persona que lucha con la delincuencia para poder luchar contra sus propios demonios. Es además un individuo que busca exponer su cuerpo a los mismos traumas a los que está expuesto su espíritu. A diferencia de las dos primeras cintas de la trilogía, en The Dark Night Rises, Nolan se concentra en la figura de Bruce Wayne. La primera vez que lo vemos en pantalla, simplemente vemos una sombra desfigurada que observa un banquete en su mansión. Es un hombre sin rostro, que ha perdido su identidad y que ha decidido aislarse del mundo.

A partir de ese momento, la película relata el ascenso del deprimido y abandonado Wayne para convertirse de nuevo en Batman, el Caballero de la Noche. Pero su ascenso no se puede dar en la ciudad Gótica del momento, una ciudad que vive en una fantasía pacifista y donde la delincuencia ha sido vencida por la opulencia de los poderosos y donde la tranquilidad vive casada con la aparente estabilidad económica y social. En esa burbuja de ilusiones, Batman no puede existir; por lo que es necesario crearle un némesis lo suficientemente amenazador en el cual Wayne pueda ver sustentado su apetito por justicia.

En la primera cinta de la trilogía ese papel lo tenía el Ra’s al Ghul de Liam Neeson, el líder de la Liga de las Sombras que cree en un orden establecido basado en la justicia más primitiva. Es un mercenario que cree en la violencia como medio para derrotar el status quo. Mientras que en la segunda cinta, el enemigo principal de Batman, es el Joker de Heath Ledger. En este caso, vemos un monstruo demente que no cree en absolutamente nada más que en el caos mismo. El Joker es una figura perturbadora, llena de un carisma repulsivo que lo hace atractivo y que rompe con la rigidez de Batman. Este último elemento es el que justamente creo que es la gran ausencia que tiene El Caballero de la Noche Asciende, una figura que pueda romper con el mito generado alrededor del hombre murciélago.

El Joker de Ledger fue tan impresionante que no solo le valió el Oscar póstumo al actor australiano pero que incluso le robó el protagonismo al mismo Batman en su película. En esta última entrega no existe un personaje que le dé la contraparte al notable Batman de Christian Bale. Ese es un error que aleja a este capítulo final de la excelencia que logró Nolan con su antecesora. Quizás se debió explotar más la figura de la Gatúbela que interpreta Anne Hathaway, que contiene varios elementos que la convierten en una figura que despierta emociones encontradas. Hay que resaltar que Tim Burton hizo de Michelle Pfeiffer una Gatúbela espectacular en la cinta de 1992 y que quizás Nolan debió emular en esta oportunidad.

Por lo demás, estamos ante una cinta de grandes dimensiones, con una narración ambiciosa que busca engranar grandes escenas de acción con pequeños dramas que generan un final desconcertante. En esos momentos, Nolan demuestra su manejo de la imagen, sin caer en un espectáculo demasiado fantasioso sino sustentando la emoción en escenas que demuestran realidad y que tienen un ritmo pausado.

El Caballero de la Noche Asciende no es una película de acción común y corriente, y no busca serlo. Es más bien un drama que usa los recursos de la violencia para presentar un conflicto de personalidades y una serie de luchas personales.

Lógicamente, también está presente el comentario social. Es innegable que Nolan busca presentar una crítica a la exagerada inversión armamentista que tienen los países desarrollados, además que el desprecio a una sociedad que vive una ilusión de bienestar es una clara referencia a la ilusión económica que vivían las grandes sociedades y que se ha ido derrumbando de manera estrepitosa.

Las escenas en las que reina la anarquía impuesta por Bane, son similares a las escenas que mostraban la revolución rusa en Doctor Zhivago (1965); es decir el despojamiento de los bienes de los ricos y el empoderamiento de los parias de la sociedad. Muchos comentarios en Estados Unidos han querido establecer un puente entre la película y la actual coyuntura electoral que vive ese país, pero creo que más allá de ser una historia que reivindique ideales de derecha o de izquierda, es un film que presenta una evidente lucha ideológica entre dos nociones distintas que existen sobre el orden en las sociedades.

Es cierto que algunos diálogos de la cinta pueden parecer muy “relevantes” o “históricos”, pero creo que son necesarios en tanto se busca presentar un final épico para una historia que bordea con la mitología moderna. Los superhéroes de los últimos años son justamente eso, mitos de las nuevas generaciones.

Hay que resaltar de igual modo, la capacidad que tiene Christopher Nolan para dirigir un elenco de grandes actores. Ninguna actuación se queda atrás, el director le otorga a los principales y a los secundarios una importancia que hace que todos sean cómplices de esta leyenda mitológica. Nolan ya había demostrado mucha destreza con un gran reparto en Inception (2009), en la saga de Batman se supera a sí mismo en la dirección actoral. La mejor actuación de esta última entrega la tiene Gary Oldman como el Comisionado Gordon, una figura que al igual que Batman debe luchar consigo mismo y con su pasado, pero que a diferencia del ermitaño Wayne cree en la posibilidad de un liderazgo dentro de la sociedad.

El Caballero de la Noche Asciende es una muy buena película, que no llega a superar a la segunda de esta saga de Batman, pero que de igual modo funciona muy bien. Es entretenida, emocionante y vale la pena ser vista y analizada más de una vez.