lunes, 28 de mayo de 2012

Festival de Cannes 2012


2012 Cannes Film Festival Poster - Moonrise Kingdom (2012)
El Poster Oficial del Festival de este año con Marilyn Monroe soplando una vela.


Como todos los años, la ceremonia de clausura del Festival de Cannes acaparó la atención de todos los cinéfilos del mundo. En su edición número 65, la lista de competidores a la tan prestigiosa Palma de Oro incluía a autores de la talla de David Cronenberg y Abbas Kiarostami. La crítica especializada, como ocurre siempre, se animó a hacer predicciones sobre los ganadores de esta edición del Festival. Desde un inicio había consenso en que el director Michael Haneke había vuelto a sorprender con su película Amour, pero también sonaban fuerte Holy Motors de Leos Carax, Post Tenebras Lux de Carlos Reygadas y Moonrise Kingdom de Wes Anderson.

Al final la decisión del jurado coincidió con la crítica y fue Amour de Michael Haneke la que se alzó con la Palma de Oro del Festival de Cannes 2012.

A continuación un pequeño resumen de esta ceremonia en la cual estuvieron como es de costumbre algunos de los nombres más importantes del cine actual y en el que el glamour podía sentirse en el aire.

El Presidente del Jurado Nanni Moretti da unas palabras en la Ceremonia de Clausura del Festival, junto al Jurado en pleno.
El Jurado de la edición 65 del Festival de Cannes estuvo presidido por el director italiano Nanni Moretti, que en el 2001 ganó la Palma de Oro del Festival por la película La Habitación del Hijo. El jurado también  estuvo conformado por el actor Ewan McGregor, la actriz Diane Kruger, la actriz Hiam Abbas, la directora Andrea Arnold, la actriz Emmanuelle Devos, el director Alexander Payne, el director Raoul Peck y el diseñador de modas Jean-Paul Gaultier.

Michael Haneke sostiene la Palma de Oro junto a los dos protagonistas de su película Amour, los legendarios Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant
El director austriaco Michael Haneke recibe por segunda vez en su carrera la Palma de Oro, en el 2009 la había recibido por la película The White Ribbon, que llegó como La Cinta Blanca a nuestras salas. Además, en el 2005 ganó el Premio al Mejor Director por Cache y el Premio Grand Prix en el 2001 por la genial La Pianiste que protagonizara Isabelle Huppert.

Haneke se convierte en uno de los pocos directores en ganar dos veces la Palma de Oro, uniéndose a un grupo formado por Francis Ford Coppola, Bille August, Emir Kusturica y los hermanos Dardenne.

En las otras categorías hubo algunas sorpresas. El premio Grand Prix cayó en manos de Matteo Garrone por la cinta Reality. El director mexicano Carlos Reygadas se llevó el premio al Mejor Director por Post Tenebras Lux

Los premios en actuación también fueron una sorpresa, dado que muchos nombres de Hollywood fueron dejados de lado. El Premio al Mejor Actor se lo llevó Mads Mikkelsen por la cinta Jagten o The Hunt dirigida por Thomas Vinterberg. 

Mientras que el Premio a la Mejor Actriz se lo llevaron Cristina Flutur y Cosmina Stratan por el film Beyond the Hills del rumano Cristian Mungiu, que además se llevó el Premio al Mejor Guión. Finalmente, el legendario Ken Loach se alzó con el Premio del Jurado por su cinta The Angel's Share.


Gong Li and Mads Mikkelsen - Closing Ceremony Inside - 65th  Annual Cannes Film Festival
La actriz Gong Li le presenta a Mads Mikkelsen el Premio al Mejor Actor.

Cristian Mungiu recibe el Premio al Mejor Guion de manos de Natassja Kinski.
Alec Baldwin les presenta el Premio a la Mejor Actriz a Cristina Flutur y Cosmina Stratan.
El mexicano Carlos Reygadas recibe el Premio al Mejor Director de manos de Tim Roth y de Leila Bekhti 

Matteo Garrone posa con el Premio Grand Prix obtenido por Reality
Ganador hace unos años de la Palma de Oro, el veterano Ken Loach se llevó el Premio del Jurado en esta  edicion de Cannes.



A pesar de no haber recibido premio alguno, muchas de las cintas presentadas en Cannes llaman la atención cuando la temporada de premios llega a Hollywood. Veremos cuáles de ellas logran llegar hasta el final. Sería más que justo que Haneke gane por fin un Oscar que le ha sido injustamente esquivo por ejemplo.

A los peruanos nos queda esperar y rezar para que las distribuidoras y cadenas de cine traigan algunos de los títulos presentados y premiados en Cannes, hecho que desgraciadamente ocurre muy poco.

jueves, 24 de mayo de 2012

Drive - El Escape



Mientras que en estos días se lleva a cabo el Festival de Cannes, ha llegado a nuestra cartelera una cinta que justamente fue estrenada en ese festival el año pasado. Drive (2011), está dirigida por Nicholas Winding Refn y es definitivamente de lo más interesante que vamos a ver en nuestros cines estos días.

La película gira en torno a la figura de un conductor sin nombre, personaje interpretado por Ryan Gosling. Desde el inicio el director juega al misterio con su personaje, no sabemos quién es en realidad. Primero lo vemos como el conductor de un automóvil en un robo para luego verlo como doble de acción en la realización de una película. El conductor no es un personaje carismático, Gosling prácticamente no emite palabra alguna sino hasta bien avanzada la historia. Lo único que escuchamos de él es a través de la voz en off que va relatando secuencias de lo que estamos viendo.

Mientras Winding Refn va presentando al personaje, también va presentando a Los Ángeles como una ciudad atrapada en su inmensidad, saturada por sus propias luces pero llena de sombras. La película empieza con la escena del escape luego de un robo, Gosling conoce todas las calles de la ciudad, evita ser atrapado pero al mismo tiempo reta a la policía a que lo persigan. Busca la acción en lo que hace, manteniendo siempre el rostro inamovible y solo con un mondadientes en la boca.

Gosling empieza siendo el Steve McQueen de Bullitt, aquel que se encuentra a si mismo únicamente dentro de su vehículo. Cuando está en otros lugares parece un fantasma que no sabe qué hacer. Es realmente cuando esta frente al timón cuando vive.

La historia luego presenta a Irene, su vecina. Una bella madre joven que tiene a su esposo en prisión y que encuentra en el conductor anónimo a la figura masculina ausente. En ese momento, el personaje de Gosling empieza a evolucionar, lo vemos tratando de vencerse a sí mismo y buscando ese espacio familiar ausente en su propia vida.

Incluso en esos momentos, es a través de la velocidad que el conductor manifiesta lo que siente. Los vemos paseando en las pistas que fueron el escenario de la recordada carrera de John Travolta en Grease (1980).

Pero el director sabe que en Los Ángeles estamos frente al boulevard de los sueños rotos. Y el sueño que empieza a construirse llega a su fin cuando el esposo de Irene sale de la cárcel y el conductor busca ayudarlo en el problema que tiene con unos jefes mafiosos de la ciudad.

El giro que da la historia es de 180 grados, todo tipo de romanticismo queda atrás y estamos ante una película violenta, donde la lealtad no es una palabra que se encuentra en el diccionario. En este momento el papel de Gosling recuerda mucho al Vengador Anónimo que interpretaba Charles Bronson en Death Wish (1974).

Su misión es evitar que Irene y su hijo caigan en manos de la mafia y para eso asume el rol del héroe sangriento. En ese momento, vemos que detrás de la tranquilidad del rostro del conductor se esconde un asesino brutal. De igual manera, conocemos a los jefes mafiosos que quieren su cabeza. Los actores Ron Perlman y Albert Brooks interpretan a dos big shots que parecen salidos de una película de los años 80. Pero es Bernie Rose, interpretado por Brooks, el más interesante de ellos, al igual que el conductor es un hombre despiadado que es capaz de sonreír y matar al mismo tiempo.

El desenlace de la historia puede ser sacado de una tragedia griega, donde los personajes han perdido identidad. No existen héroes ni antihéroes, solo existe violencia.

Nicholas Winding Refn dirige la película de manera excepcional. No busca momentos de acción muy largos sino cortos pero bien estructurados. Alternando las tomas externas con la visión misma del personaje del conductor. Por momentos se recurre a planos pausados en los cuales la emoción se contiene para luego concluir en un momento impactante.

De igual modo, el director utiliza a Los Ángeles como una ciudad con tantos claroscuros como las personas que viven en ella. En la ciudad la ley no existe, la policía solo se escucha por la radio, son los jefes de la mafia los verdaderos dueños de la calle. En estos momentos, Winding Refn recuerda al Martin Scorsese de Mean Streets (1972) o Taxi Driver (1976), es decir nos muestra lo peor de esta ciudad que tiene todo tipo de psicópatas viviendo en ella.

Otro factor que hace de Drive una película interesante es ese espíritu ochentero que se siente en todo momento. Como si la ciudad no hubiera progresado y se hubiera estancado en esa época de luces fosforescentes, casacas llamativas y canciones que mezclan el rock con el pop.

El manejo de las escenas violentas es notable, Winding Refn continúa la tradición de grandes como Tarantino o Cronenberg para esos momentos brutales. El elemento humano de la película está a cargo de Irene, interpretada por Carey Mulligan, a quien Winding Refn utiliza como un ángel que se desplaza por la pantalla y que contrarresta con su dulzura la dureza de la trama. Una vez más, Mulligan da una actuación notable, su talento solo es equiparable a su belleza.

Pero la película le pertenece a Ryan Gosling, que está muy bien en todo momento. Al control del personaje, convertido en todo un justiciero urbano. Pero la mejor actuación de la cinta es la de Albert Brooks como Bernie Rose. Su papel le da un nuevo rostro al mal, pasando del carisma inicial, de la confianza que nos da cuando lo vemos apostar por su amigo a la brutalidad cuando lo vemos ensuciar sus manos con sangre. En todo momento, con la seguridad que esa es su vida, que pertenece a una “familia” que quizás sea tan violenta como él. Gran actuación de Brooks a quien no se veía en pantallas recientemente.

El producto final es una película casi poética. Una cinta de acción pero que refleja un gran gusto por parte de su director. Es ciertamente, una película de autor. Nicholas Winding Refn se ganó el Premio al Mejor Director el año pasado en el Festival de Cannes por esta cinta, un honor más que merecido. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Shame - Placeres Culpables


Placeres Culpables es el antojadizo título con el que se ha estrenado en nuestra cartelera Shame (2011), la última película del director Steve McQueen. La primera escena de la cinta muestra al protagonista de la misma con el torso desnudo y echado en la cama, con un rostro inmovible que refleja una impasividad que denota que estamos ante un hombre con problemas. Desde ese momento sabemos que la historia va girar en torno a lo que ocurre entre esas sabanas y los sentimientos que evoca Michael Fassbender.



Los primeros minutos, McQueen de manera atrevida desnuda a su personaje, nos muestra sus manías y lo presenta como un hombre preso de algo que no puede controlar. Durante varios momentos, la película se desenvuelve entre la acción de Brandon y su interacción con su ciudad Nueva York. En estas escenas no hay diálogos, ni música que acompañe las imágenes que estamos viendo. Sin embargo, se va entendiendo el instinto sexual natural que posee el protagonista.



Mientras el film va avanzando vamos descubriendo aquellas perversas costumbres que nos van revelando la adicción sexual que tiene Brandon. Lo natural empieza a convertirse en salvaje. Sus hábitos giran en torno a toda distorsión sexual, pornografía, prostitutas, sexo casual, voyerismo y demás se presentan ante la audiencia de manera descarada, sin prejuicios morales e incluso para algunos gustos de manera escandalosa.



Pero la cinta es un estudio de personalidad completo, por lo cual McQueen recurre al personaje de Sissy, la hermana de Brandon, para entender más aun a su protagonista. Así como hizo al inicio de la cinta con el papel de Brandon, lo primero que vemos de SIssy es su desnudez. El director de esa manera demuestra que no se piensa guardar nada y que la desvergüenza va estar presente en adelante.



Brandon y Sissy son dos individuos urbanos, que tienen en Nueva York la ciudad perfecta para ellos, aquella donde al parecer el pudor no es parte del ambiente. Es interesante como siempre se recurre al subterráneo para los escenarios, como quien evoca la clandestinidad que existe debajo de la ciudad. Clandestinidad además que está presente en la enfermedad de ambos hermanos.



Pero Brandon y Sissy son también dos personas totalmente dañadas, y la película los presenta de esa manera. De apariencia pálida, con emociones distorsionadas, que esconden una tórrida historia que los ha convertido en los fantasmas que son. Porque si bien es cierto la historia nunca muestra cual es el pasado que ha convertido a ambos en lo que son, el momento en el que Sissy canta New York, New York refleja que ha existido un punto de quiebre o quizás varios en los pasados de los dos que los cambió totalmente. Esto también puede verse en la escena en la que ambos están viendo dibujos animados en televisión, los cuales aparecen borrosos, como si su infancia fuera igual de confusa.



El clímax de la cinta viene cuando la enfermedad de Brandon se descontrola y lo vemos buscando placer ante su propia incapacidad de tener sentimientos reales. La degeneración a la que llega es impresionante, lo obliga a encerrarse en sí mismo, trae consigo heridas en su rostro y concluye con la desgracia de su hermana. Al ver estos momentos recordaba mucho la actuación de Ray Milland en The Lost Weekend (1945) del genial Billy Wilder, donde el director con planos encerrados nos mostraba el laberinto de la adicción al alcohol que tenía su actor.



En el caso de Shame, la brillante actuación de Michael Fassbender como Brandon está acompañada de esa misma atmosfera intoxicante, llena de luces citadinas y largos planos que acompañan los movimientos del actor. En el papel de Sissy, Carey Mulligan también muestra una excelente actuación, demostrando que su notable actuación en An Education (2009) era solo el inicio de la que creo será una de las carreras más interesantes del futuro.



A ambos actores los vemos entregar el alma en la cinta, pero sin caer en la exageración sino en una naturalidad fría que ameritaban los personajes. El trato que McQueen le da a sus actores y en general a toda la cinta recuerda mucho a un John Cassavettes en sus mejores momentos como Faces (1968) y sobretodo A Woman Under the Influence (1974). Así tenemos escenas en las que el lente se distorsiona a propósito y donde los close ups juegan un rol fundamental para crear el ambiente de la narración.



Aunque creo que la cinta tiende a perderse por momentos, sobre todo al final cuando vemos el deterioro final del protagonista. Me parece que el resultado final es una cinta que cumple con su propósito, el cual es mostrar una adicción que es tanto enfermedad personal como de una sociedad. El final de la película hace el intento de ser redentor, pero el director acierta en dejar a la audiencia con la duda sobre el futuro de Brandon.



Para muchos Shame será una película fuerte que puede herir susceptibilidades, pero sin lugar a dudas esta entre lo mejor que se ha estrenado recientemente. La vergüenza a la que hace alusión la traducción del título en ingles está presente a lo largo de esta película que solo es apta para mayores de edad.



martes, 8 de mayo de 2012

Los Vengadores



The Avengers del director Joss Whedon está en camino a convertirse en una de las películas más taquilleras de todos los tiempos. La expectativa de ver juntos a los superhéroes más populares de Marvel ha llamado la atención incluso de aquellos que no son seguidores de los comics.



Se puede decir que esta es la cinta debut de Whedon, conocido únicamente por haber dirigido episodios de algunas series de televisión como Glee o The Office. A pesar de ello el resultado final de The Avengers es positivo. Se trata de una cinta que cumple todos los requisitos de un buen blockbuster; es decir una historia puesta a disposición del brillo de sus personajes y de las escenas de acción.



Pero The Avengers a diferencia de otras cintas recientes como la saga de los Transformers, apuesta por la no saturación y más bien por un desarrollo que busca entretener más que impresionar. Por el contrario, la cinta carece de las profundidades en estilo y concepto que sí tienen las recientes entregas de Batman dirigidas por Christopher Nolan.



Pero creo que el mayor éxito de The Avengers es que permite que todos los superhéroes aparezcan importantes, otorgándole a cada uno de los actores que los encarnan la posibilidad de lucirse. No esperen ver un estudio de la personalidad de cada uno de los protagonistas porque sería imposible hacerlo en un film de 2 horas. Es un espectáculo en el que cada uno cumple un rol específico y de manera correcta.



Si bien es cierto la cinta tiene sus desaciertos, también existen momentos fuera de la acción que son rescatables sobre todo aquellos en que los superhéroes entran en juegos de palabras para ridiculizar sus poderes. Desde mi punto de vista, son Iron Man y Hulk quienes son mejor interpretados dentro del grupo. En el caso de Tony Stark, Robert Downey Jr. es el actor perfecto para encarnar al irónico y engreído multimillonario. Mientras que la inclusión de Mark Ruffalo, un gran actor, hace de este el mejor Hulk que yo haya visto hasta el momento. La actuación de Ruffalo le otorga mas realidad y cierta frescura al monstruo verde, a diferencia de las anteriores versiones de este personaje.



En general, The Avengers es un blockbuster con buen gusto que colma las expectativas de los fans y de la cual podrían sacarse buenas lecciones para otras cintas que buscan atraer público con historias absurdas acompañadas de exagerados efectos especiales.