lunes, 19 de marzo de 2012

La Piel que Habito

La Piel que Habito es la nueva película del consagrado Pedro Almodóvar y una de las mejores dentro de su reciente trabajo. En las cintas de Almodóvar siempre se ha buscado presentar características definidas en sus personajes. Así la vida de los personas en sus películas siempre están vinculados a sus traumas, a sus vicios, a sus desviaciones sexuales, a sus perversiones, a sus defectos, a esas características que la sociedad no quiere ver o aceptar.

En La Piel que Habito, la obsesión, la superficialidad y el fetichismo son las columnas sobre las que se construye la película. Antonio Banderas es un cirujano obsesionado con la clonación de la piel, pero sus motivos no son científicos sino personales. Su trabajo busca reemplazar a las mujeres perdidas en su vida. Banderas hace entonces del doctor Frankenstein, aquel que estaba obsesionado con devolverle la vida a un muerto. El Doctor Robert Ledgard de Banderas quiere exactamente lo mismo, crear un ser humano que sea capaz de controlar.

Para ello el personaje emula a otra figura del cine de terror clásica, el Doctor Jekyll y el Mister Hyde de la película de 1932 de Rouben Maomulian. Es decir con una doble personalidad, la del académico consagrado ante la sociedad y como el monstruo violento que es incapaz de ser dominado en la intimidad.

Pero Banderas también puede ser el Scottie Ferguson de James Stewart en la genial Vertigo (1958) de Alfred Hitchcock. Tratando de convertir a una persona viva en la imagen exacta de su mujer muerta. A decir verdad, la influencia del clásico de Hitch se siente en cada escena de la cinta, desde la música muy similar a la banda sonora de Bernard Herrmann y en la saturación de los colores rojos y verdes que resaltan la enfermedad mental del personaje principal. Son justamente las formas, las imágenes que están dentro de la casa y los colores, los que acompañan la necrofilia que sabemos que estamos presenciando.

También está presente la influencia de otra gran película de Hitchcock que es Rebecca (1940), sobretodo en la presencia de esa mansión inmensa que esconde una historia oscura en sus paredes. Pero también en el personaje de Marilia interpretada por la gran Marisa Paredes, que nos hace recordar a la aterradora Señora Danvers de Judith Anderson, aquella que en su distorsionado amor es cómplice de la obsesión de su amo/hijo y se encarga de llevar las riendas de la casa como quien protege el fantasma de la esposa muerta.

Pero a Almodóvar le gustan las tramas complicadas y no las historias lineales. Y en La Piel que Habito recurre a los flashbacks, a contar la misma escena desde puntos de vista distintos. El resultado final es una película perturbadora, escalofriante, emocionante y ciertamente enfermiza para los gustos más conservadores.

La Piel que Habito es además el trabajo de un director que conoce su oficio, que entiende perfectamente el lenguaje fílmico y que seduce e incita con las imágenes y no únicamente con las palabras. El gran éxito de esta película es justamente eso, que a diferencia de muchas de las películas vistas recientemente, esta apuesta por usar recursos fílmicos en vez de sustentarse en la historia misma.

Acá las imágenes cuentan la historia y no la historia se cuenta sola a través de algunas imágenes.

Pero hay que ver La Piel que Habito porque es una película que toca la yugular de temas actuales. La obsesión por la perfección física y las anomalías de los experimentos actuales que buscan controlar a la naturaleza son dos puntos que Almodóvar pone en la palestra para el espectador. Pero la película no saca conclusiones sino que provoca el debate, la reflexión de quien está viendo la historia. Acá no hay héroes ni villanos, no hay víctimas ni victimarios; todos parecen estar inmersos en una sociedad decadente.

También está el comentario sobre la intimidad, por momentos Almodóvar juega con las pantallas que aparecen dentro de la pantalla de cine. Se genera una fantasía en la que las personas somos lo que vemos en la televisión, dejando de lado la humanidad de cada uno. La escena de la inclusión de Zeca vestido de tigre se contrapone con el episodio que Vera ve en su televisor de un leopardo cazando a una liebre en National Geographic.

Estoy seguro que cada persona que ve la película saca su propia conclusión de la misma y se deja seducir por el buen relato de un Almodóvar que no deja de sorprender. La Piel que Habito es de lo mejor que veremos en nuestras salas así que hay que aprovechar para verla.

1 comentario:

  1. La película es espectacular en muchos sentidos, no se puede esperar menos de Almodóvar, creando un buen papel en el que hasta Banderas destaca.

    Buen análisis de la trama, nos entrega un punto de vista más amplio y permite ser más críticos al ver una película.

    Espero una crítica de Ben Hur y las películas de semana santa, tomando en cuenta que se acercan esas fechas.

    saludos,

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